
Advertencia preliminar:
Este artículo, en ningún caso, intenta pasar por encima de los criterios de salud establecidos. En un momento tan delicado como el que vivimos no es mi intención crear confusión o enmarañar la información. Por tanto, me gustaría que este artículo se entendiera desde el lugar que corresponde: la voz de una persona que reflexiona y comparte sin buscar más explicaciones.
Dicho esto, comienzo…
Durante estos días, se comentan mucho las restricciones y medidas de seguridad que se contemplan para la vuelta a la escuela. Los titulares van cuajados con los elementos que, desde hace unos meses, nos inquietan más: toma de temperatura, mascarillas, distancia social y lavado de manos. (Dicen que si lo dices muy rápido y a oscuras mirando un espejo se te a aparece la cara de Salvador Illa).
No obstante, considero que no se está hablando suficiente de algunas cuestiones primordiales, que, desde mi punto de vista de educadora, también alimentan la salud de nuestros niños y niñas y que deberían plantearse como preventivos fundamentales del coronavirus (ahora) y como preventivo de cualquier tipo de enfermedad de tipo mental o físico. Me estoy refiriendo al juego espontáneo, la actividad motora y física y la vida al aire libre.
Podría escribir mucho sobre estas tres cuestiones sin aportar nada nuevo a lo que ya se ha escrito sobre ello en la literatura especializada y en artículos diversos como ya hice en este mismo blog, en su momento, en el artículo de “I Wonder” donde me refiero a Rachel Carsson. Pero me voy a atrever hoy a aportar mi granito de arena desde el punto de vista exclusivo de la cuestión preventiva en relación al coronavirus. Lo hago así para no extenderme y centrar el foco, pero el lector pronto va a ver que se puede extrapolar a muchas otras situaciones y contextos diversos, más allá del panorama actual.
Vamos a ello…
Por un lado, tenemos el juego espontáneo y toda actividad motora que puedan llevar a cabo los niños y las niñas. Esta acción psicomotora que, si se da en las mejores condiciones, llena de vitalidad y de optimismo a la infancia (y también a los adultos y a las adultas) es fuente de salud mental y, por supuesto, física. Mover el cuerpo de forma activa, permite activar sistemas como el linfático que son absolutamente imprescindibles en la activación del sistema inmunológico. La descarga de endorfinas, que provoca el placer de jugar y moverse, también mantiene fuerte el sistema inmunológico y el propio movimiento refuerza el esqueleto y la musculatura.
Por otra parte, está visto que el virus, en espacios exteriores, se transmite peor. La ventilación de los espacios, por ello, es fundamental. Estar en un lugar donde el aire esté estancado es un caldo de cultivo absoluto, esto lo tenemos claros todos y todas. Pero más que ventilar, deberíamos pensar en salir al aire libre más. La docencia, este año más que nunca, debería darse en lugares abiertos. En lugares abiertos (si son naturales ya ni te cuento) el niño o la niña pueden expandirse, retarse, ir más allá, mirar al infinito (sino está en medio de una ciudad llena de rascacielos), exponerse a la intemperie, tener sensaciones más integrales, alejarse, acercarse, etc. Por tanto, más que ventilar, defiendo, insisito y pongo por delante salir de la escuela, recuperar las plazas, las calles, pasear, conectar con el entorno más cercano, descubrir al panadero o a la farmacéutica del barrio.
Hasta aquí he dicho cosas que igual son obviedades. Pero ahora voy, de verdad, al meollo de la cuestión: las medidas de prevención que se contemplan oficialmente para frenar al virus en las escuelas.
Si nos ceñimos a lo que está escrito y transmitido a través de los documentos oficiales y las ruedas de prensa y teniendo en cuenta lo que genera más titulares, los niños y las niñas de nuestras escuelas van a pasar cinco horas de sus vidas, cinco veces a la semana, con la boca tapada, sentados a una distancia fija, cerrados en unas aulas y con la ventana abierta sino todo el rato gran parte de la jornada.
Visto así, si solo se tienen en cuenta estas medidas, me parece que la salud que se quiere promover está en peligro. Tanto en relación al coronavirus como a otros aspectos de salud integral fundamentales. Vemos a continuación por qué haciendo el ejercicio de ponernos en el lugar del otro.
Si me pongo en el sitio de un niño o una niña de 8 o 9 años (por poner una edad media), la escuela, en estas condiciones, se me antoja un bodrio absoluto en el cual me voy a quedar hecha un cuatro de tantas horas sentadas en el mismo sitio, sin salir apenas, donde se me va a resecar la piel de los labios y voy a sentir la lengua como si fuera un zapato, las manos se van a forrar en gel y donde me apuntan con una pistola diciendo que es un termómetro (cosa que, por otro lado, puede parecerme muy loca siendo niño o niña). Yo, si fuera un niño o una niña, languidecería, me pondría mustia y eso, sin duda, afectaría a mi salud. El cuerpo que no se mueve, se bloquea, se satura pierde capacidad para responder a los virus y llama a otras afecciones que le siguen debilitando aun más. En definitiva, pierde vitalidad.
Esto que he dicho es un poco tonto, sin duda, porque las cosas son más complejas. Pero, entonces, ¿cuando voy a hablar de algo que valga la pena y que aporte alguna cosa? Pues no lo sé…Pero hoy por hoy todo es así: nunca se sabe. Así que continuo…
Veréis, lo que yo pienso es que, del mismo modo que se ponen normas desde la administración, a lo que se refiere en relación a las mascarillas y las otras cuestiones sabidas por todos y todas, considero que no debería depender de cada proyecto la dedicación y el tiempo destinado a estas otras cosas que también dan apoyo a la prevención de la transmisión del virus: el juego espontáneo, la actividad motora y la vida al aire libre.
En ese sentido, los refuerzos de personal y otras consideraciones deberían poner el foco en esto que es absolutamente fundamental y que, sin duda, va a fortalecer a nuestra infancia no solo contra el virus, sino, prácticamente, contra todo. Es más se les debería exigir a todas las escuelas que fomentaran este tipo de actividades como eje fundamental para este año que viene ( si, encima se queda ya instaurado, ya me parece fantástico). Ya que hacerlo no solo potencia la salud, sino también la equidad (pues no todos nuestros alumnos y alumnas tienen casas con jardín, muchos metros cuadrados para expandirse o familias con una gran disponibilidad para llevarlos de excursión cada fin de semana).
Equipos docentes, claustros, consejos escolares, asociaciones de familias, administración, da igual en que consistiera vuestro proyecto escolar hasta ahora. Da igual si teníais un programa de inmersión en inglés o funcionabais con pantallas táctiles, da igual si tenéis muebles de IKEA o mesas de luz. ESO AHORA DA IGUAL. Porque el proyecto de todos ahora debería basarse en el juego, la actividad motora y la vida al aire libre. Porque, además, lo mejor de todo es que ese eje transversal te permite trabajarlo TODO.
Y es que el niño o la niña que juega, se mueve y vive al aire libre es una persona que se fortalece de forma integral. Si la mascarilla es efectiva contra este virus, un niño y una niña con mascarilla y que juega al aire libre puede llegar a ser invencible.
Aprovechemos la ocasión para, por fin, poner el juego, la actividad motora y la vida al aire libre como algo esencial y fundamental de la vida de todas las personas. Algo que garantiza nuestra calidad de vida y nuestra salud, pero no de un modo curioso o anecdótico, sino como algo básico, garante de supervivencia. Porque ahora lo es más que nunca. Y, para ello, ha de entrar en la agenda política, en las ruedas de prensa y en los documentos oficiales. Hoy más que nunca esto nos interesa a todos y a todas, porque hoy más que nunca deberíamos mirar la salud de la infancia de un modo integral. Añadamos desde lo que ya se indica como preventivo, un plus más de prevención: el que aporta, sin duda, el juego espontáneo, la actividad motora y la vida al aire libre.
Me pregunto si todo esto, tan simple y obvio, se olvida porque no vende como titular o porque, sencillamente, hablando del juego y la vida al aire libre, no se ganan votos.
Completament d’acord.
Quina il·lusió tornar-te a llegir !! 😉
Sería fantástico ver nuevas escuelas de niños y niñas al aire libre con su juego libre,en la naturaleza montaña playa ríos,plazas ,parques calles, explorando y aprendiendo a la vez todo aquello que no se ve.Gracias por poneros siempre en lugar del menor y sus prioritarias necesidades de su día a día.Fantastico artículo!!!
Estoy de acuerdo con las ideas que plasmas. Son muy importantes para el desarrollo sano de los niños y niñas. ACTIVIDAD PSICOMOTRIZ – JUEGO ESPONTÁNEO – AIRE LIBRE más la calidad en las relaciones entre los niños y niñas y los adultos que nos hacemos cargo de los cuidados y del acompañamiento en los aprendizajes construirán personas sanas físico y intelectualmente.
Sara Manchado
gràcies per escriure això . Et dono gràcies per part dels infants. GRÀCIES GRAN MESTRA
Gràcies! Reconforta llegir això en un moment dur com aquest i sentir que seguireu protegint la infància de la millor manera que sabeu i podeu, i que seguireu perseguint allò essencial. Tant de bo podeu ocupar espais oberts de la ciutat com a espais d’aprenentatge.