La mujer silenciosa

A Susana y Lluna por compartir mi locura por Jane.

“(…) Lo que ocurre es que, si  tienes un cerebro tan sofisticado y astuto como el nuestro, pero lo desconectas del corazón -en el sentido literario del corazón como la sede del amor y la compasión- , entonces lo que surge es una criatura muy peligrosa. Y eso es lo que somos ahora.”

Jane Goodall

Es curioso que titule de este modo un artículo que habla de una mujer que se caracteriza, precisamente, por su capacidad comunicativa y el don de hacer llegar su mensaje a los confines del mundo.

No obstante, el adjetivo silenciosa me viene de forma implacable cada vez que pienso en Jane Goodall, leo algunas de sus obras o veo algunos de sus vídeos o documentales. Y es que tan sólo siendo silenciosa se puede llegar a lograr lo que ella ha hecho y a escuchar a otro ser que, sin usar un lenguaje convencional, es tan comunicativo y expresivo como el ser humano (los chimpancés). Ella es el vivo y bello ejemplo de que el silencio (interno y externo) es el principio de la escucha.

También justifico lo de silenciosa porque, aunque parezca mentira, cuando hablamos de los estudios de primates que fueron revolucionarios el siglo pasado, nos viene en seguida a la cabeza la película “Gorilas en la niebla” y la historia de Diane Fossey que terminó de una forma cruenta: silenciada a través del velo de la muerte y emitiendo un mensaje al mundo cruel y duro.

En ese sentido, popularmente, todos tenemos esa imagen en la mente y Jane Goodall se mantiene también silenciada por la popularidad de esa otra historia que, por tener sangre y pasión, se ha hecho más conocida y no somos pocos los que, en un momento u otro, hemos confundido a la ardiente Fossey con la silenciosa Goodall.

Pero Jane es Jane y tiene su lugar particular en la historia, por derecho propio. 

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Jane Goodall via Filmoteca de Catalunya

Jane Goodall, amante de los animales y la naturaleza desde pequeña, soñaba con viajar a África para estudiar la fauna que allí habitaba y lo consiguió. Alcanzó su sueño en una época en la cual a la mujer no le resultaba fácil alcanzar nada que fuera más allá de los límites de su casa y lo logró por la confianza y apoyo de su propia madre y de Louis Leackey, científico que buscó otras sensibilidades para llegar a lugares divergentes en los estudios que se estaban realizando sobre primates y la evolución del hombre.

El paleontólogo y antropólogo Louis Leakey abrió la puerta a Fossey, Goodall i Galdikas intuyendo que éstas, por su sentir femenino y alejado de una comunidad científica rancia, excesivamente estructurada y racionalista, podrían aportar, a través de sus estudios y observaciones, una luz nueva a lo que, hasta el momento, se sabía de la evolución humana.

Se trataba, pues, de que estas mujeres miraran con ojos nuevos a nuestros primos hermanos y le concedieran, dentro de nuestra historia, una mayor importancia y trascendencia. Y así fue.

Por su parte, Jane Goodall contaba con apenas formación en el tema, pero su avispada inteligencia, su profunda capacidad de observación y su increíble paciencia lograron que superara esa inicial carencia convirtiéndose en una de las pocas personas que, sin unos estudios previos, fue admitida en un programa de doctorado universitario.

Fue criticada por la comunidad científica por no usar la nomenclatura convencional que se usaba de forma habitual para denominar a los individuos de una investigación. Ella, usando su intuición y su lógica aplastante, les puso nombres a los chimpancés en vez de números y, con ese gesto tan sencillo, transformó nuestra mirada: convirtiendo un animal en un sujeto con personalidad y identidad propia. Poner un nombre acerca al individuo a nuestro ser, mientras que usar números lo transforma en objeto lo aleja de nosotros y de nuestro corazón.

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Louis Leakey via Khanacademy

Goodall no solo hizo eso, sino que descubrió que los chimpancés usaban herramientas cuando se consideraba que, precisamente ese hecho, era lo que caracterizaba y diferenciaba al ser humano del resto de animales poniendo en cuestión nuestros conceptos tradicionales de herramienta, aprendizaje y humanidad.

Y también nos acercó a la vida y dinámicas de los grupos de chimpancés destapando una red compleja de vínculos, de sentires, de pareceres, de formas de actuar, de maneras de construir y entender la maternidad y los parentescos y de una y mil situaciones que nos desvelaban que éramos más parecidos que lo que nos pensábamos.

Aunque todo eso ya es muy relevante, para Jane no era suficiente y no porque se aburriera y buscara cómo entretenerse. Más bien porque, por su naturaleza, no podía quedarse de brazos cruzados al descubrir nuevas cosas.

Esto fue así cuando, sobre volando Gombe, vio como el hábitat de los chimpancés se estaba reduciendo a la mínima expresión debido a la explotación del paisaje por parte de los que habitaban los aledaños de la reserva.

Jane podría haberse enfadado y presionado a los políticos para que penalizara y castigara duramente a aquellos que realizaran atentados contra la naturaleza. Pero entendió perfectamente lo que ocurría allí: a las personas que no tienen ni para comer, que buscan sobrevivir no hay que censurarlas y buscarles más problemas, hay que ayudarlas a encontrar otras alternativas y opciones más sostenibles y armónicas con el entorno y, al mismo tiempo, concienciarlas de lo que sucede y ayudarlas a entenderlo.

Y esa es una de las cualidades que más admiro de Jane. Ella confía en los demás, confía en que hay interés por mejorar, cambiar y transformar nuestros malos hábitos y que, si se obtiene la información adecuada, cualquiera puede apreciar la riqueza que nos rodea, amarla, cuidarla y ayudar a protegerla.

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Jane Goodall retratada por Nick Nichols via National Geographic

Partir de este amor por la humanidad y por su bondad me parece la coherencia personificada pues significa partir de un punto muy positivo que potencia el optimismo y la esperanza. Y esto Jane lo transmite en sus charlas, libros o documentales confiando también en la infancia y en la juventud y, por supuesto, en la educación. 

De ahí nace su iniciativa del programa Roots & Shoots que anima a todos a formar grupos de acción en nuestro entorno inmediato, estudiando sus posibilidades de mejora y viendo como realizar campañas o acciones que dejen un poco mejor aquello que nos envuelve.

Esta mujer silenciosa, lo es. Pero no existe silencio más elocuente que el suyo. No hace ruido, no tiene un discurso agresivo y punitivo. No busca al conflicto ni la polémica ni tampoco confrontar realidades. Su estilo es otro: amoroso, entrañable y esperanzador. Un discurso que, en muchas ocasiones, en este mundo tan ruidoso, queda silenciado. Aun así, escuchándola a través de las tormentas que nos rodean, te dan ganas de pasar a la acción porque sientes que hay alguien que confía en ti, que ve que tienes la posibilidad de hacer algo positivo por ti mismo y por los demás

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Jane Goodall via The Washington Post

En el mundo que nos movemos, cargado de conflictos, de luchas, de confrontaciones, de polarizaciones, personas como Jane Goodall, ¿no deberían ser fuente de inspiración para encontrar la clave de la felicidad y de la mejora de la sociedad que nos envuelve?

Os dejo con varios vídeos de Jane. Uno de ellos es como liberan a Wonda (una chimpancé). La reacción de Wonda es, realmente, asombrosa.

Referències bibliogràfiques:

5 thoughts on “La mujer silenciosa

  1. Ainssss!! Que emocion que existan mujeres como Jane Goodall y como Isabel Rodríguez, que no sólo nos hacen crecer en el terreno profesional sino también en el humano. Abriendo nuestras mentes y entendiendo que todo cabe en la vida y en las escuelas si hay pasión y amor.

    • ¡Gracias por tu bonito comentario! Yo tengo algo que añadir, que emoción que exista también una Lluna Sepulcre capaz de iluminar el mundo con su sonrisa y su brillante mirada. ¡Un abrazo muy grande!

  2. Isabel, me cuesta encontrar el momento de leerte, y no deja de sorprenderme nuestra conexión. Llevo unos meses a Jane en mi mente, y sus imágenes me han echo cambiar algo que creía imposible en mí. Intrínseco en mí. Jane y sus chimpancés, el shock que me provocó de sus imagenes, han provocado que deje de comer carne y de cuestionarme muchas otras cosas más.
    Un abrazo a Isabel. A Lluna y a Susana. A Jane. Y a toda esta diversa comunidad, que en este nuevo momento de mi vida, tiene tantos consejos, vivencias que dar.

  3. Muy interesante! Hace unos días ha venido Jane Godall Girona a hacer un conferencia, por lo que he visto en unos carteles de la universidad. Ha sido por esto que me ha llamado la atención tu artículo. No tenía ni idea de lo que hacía esta mujer, y es realmente asombroso… He visto el vídeo y es muy emocionante e impresionante que, al salir de la jaula la chimpancé, permanezca al lado de ella y le dé un abrazo… Esto representa el amor más sincero, como el de un niño.

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