Hace un tiempo, me empeñaba en ver, en los bebés, la máxima expresión de la vulnerabilidad, pero, después de acercarme más a ellos y a los procesos que hacen que se abran a la vida hasta llegar a su propio nacimiento, mi punto de vista sobre esos seres “indefensos” ha cambiado de forma total y absoluta.
Entendedme, sigo pensando que son vulnerables y que dependen de forma absoluta de los adultos que los rodean. No obstante, ahora pienso que los bebes son, en general, tipos (y tipas) dignos de confianza.
Confianza en su ímpetu guerrero, en sus instintos y en su capacidad de supervivencia. Son transparentes: piden cuando lo necesitan y cuando no necesitan pues no piden. Luchan como jabatos en los vientres de sus madres durante los 9 meses que dura la gestación, continuan luchando para asumir su nacimiento y siguen luchando por adaptarse a un medio completamente diferente del que estaban acostumbrados en el útero.
El esfuerzo que realizan se puede comparar con las mayores gestas de los deportistas de élite y, en cierta manera, se puede decir que lo hacen, prácticamente, solos.
Profundizar en la gestación, nacimiento y los momentos posteriores al nacimiento así como los primeros años de vida me ha llevado no a admirar a las madres (que también), sino a admirar a los hijos, que en realidad, somos todos nosotros y a la fuerza y al coraje que hemos tenido todos al inicio de nuestras vidas. Somos una especie animal salvaje y luchadora.
Pensando en cosas así, me extraño de mí misma al ver que fui capaz de tamaña heroicidad cuando era tan pequeña y, ahora, a veces, me venga a bajo por pequeñeces. En cierta manera, lo más difícil de mi vida, sobrevivir al vientre materno, nacer y superar mis primeras horas de vida, ya está hecho, por tanto, ¿por que no voy a poder con el resto de cosas que vayan viniendo?
Hace poco, leí que en un terremoto en México, rescataron a más bebés vivos que adultos y eso que, en proporción, había muchos más adultos que bebés.
Fuimos héroes de nuestros inicios, ¿Por qué no seguir siéndolo del resto de nuestras vidas y, a su vez, permitírselo a las nuevas generaciones que son herederas de esa misma fuerza?
En el vientre materno via Bebés y Más
Me ha encantado y emocionado a partes iguales. Gracias por recordarnos esas verdades que a menudo se nos pasan por alto
Gracias a ti por comentar el artículo.
Bonic article Isa!
Ja trobava a faltar alguna publicació 🙂
Gràcies a tu!! Espero que, d’aquí endavant, hi hagi més publicacions.
Conmovedor y lleno de fuerza. Una de esas verdades que los adultos nos empeñamos en olvidar. Gracias!!!
Gracias M.Àngels!! Vale la pena hacer el esfuerzo de recordar este tipo de verdades…A mí me llenan de vitalidad.
Y tanto Isabel!!! Los humanos somos fuertes y luchadores por naturaleza. Me encanta que lo digas ahora que estás embarazada. Tu eres quién más ha de confiar en tu bebé. Ánimo en tu nueva faceta, no le tengas miedo porque por muchas dificultades que encuentres el solo gesto de oler tu bebé valdrá la pena.
Aqui dejo un video de la tremenda carrera que hacemos de espermatozoide para fecundar el ovulo de mamá.
¡Gracias por el vídeo, Sandra! Y gracias por tu comentario.
¡Un abrazo!
Oh…. precisas palabras para algo tan maravilloso como es un bebé! Siento que tanta fuerza y vulnerabilidad a la vez es lo que da miedo (y respeto!) a muchos adultos cuando tienen a sus bebés en brazos. Gritar a los cuatro vientos que permitan a cada bebé que nazca cuando esté preparado, a su propio ritmo y sin ayuda innecesaria, es mi forma de cambiar la cultura dominante que rodea al mundo del bebé (intra y extrauterino), la que le considera un ser “que no se entera de nada”…. Creo profundamente en la fortaleza del bebe!!! Gracias, Isabel por tocar este tema!